En el último año, el Banco Central Europeo ha prestado miles de millones de euros a los bancos para mantener la liquidez del sistema, estrangulada por la desconfianza entre los bancos tras la brutal devaluación de activos financieros. Pero esas medidas no han conseguido romper la incertidumbre de los mercados, lo que se refleja en el abultado diferencial entre el Euríbor (3,1%), que marca el precio al que se prestan dinero los bancos a tres meses, y el tipo de interés oficial (2,5%).
De hecho, muchos bancos han optado por depositar en las cuentas del BCE el dinero captado en subastas hechas por la autoridad monetaria del euro. Han preferido contentarse por la retribución menor que dan los depósitos en el BCE, antes de arriesgarse a prestarlo a otros bancos a un interés superior.
La decisión de bajar la remuneración de los depósitos a un día del 2% al 1,5% tendrá como efecto inmediato el descenso del tipo de interés a un día en el mercado interbancario (ayer estaba ya en el 2,23%). Con su otra decisión, elevar al 3,5% los tipos de sus facilidades de crédito, la entidad que dirige Jean-Claude Trichet pretende penalizar a los bancos que no recurren al interbancario para cubrir sus necesidades de financiación.
Publicado en El País
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