Protestas contra la crisis económica en Islandia
"No me fio de ninguno de estos. Teníamos un país estupendo, y se lo han cargado" Gudrun Jonsdottir, administrativa islandesa
No sólo hemos decidido asumir también nosotros este grito de guerra sino que no podríamos estar más de acuerdo con "La Revolución de los Nadies"... lo venimos diciendo hace tiempo, no es momento de medias tintas, es la hora (¡por fin!) de luchar y reclamar un mundo más justo y racional... es la hora de que dejemos de ser los siervos de este sistema (cuya legitimidad y existencia, en teoría, sería el servirnos a nosotros y no al revés) y salgamos a la calle a exigir que así sea, cueste lo que cueste y haya que cambiar lo que haya que cambiar... y es posible, sólo tenemos que creérnoslo y empezar a propagar nuestras ideas, a hablar con el vecino, con el amigo, con la compañera de trabajo, con la familia... convencer e ilusionar con la palabra pues la primavera esta cerca y todos sabemos que va a ser "revuelta"...
“¡Que se vayan todos!” El grito de guerra de la Argentina del corralito en 2002 “es la nueva consigna global”. Así, en castellano, lo tituló The Guardian hace unos días en una columna de opinión de Naomi Klein, intelectual antiglobalización autora de los best sellers No Logo y el muy recomendable La doctrina del shock, auge del capitalismo del desastre. En su artículo, reproducido en la red tanto en páginas cristianas como anarquistas, Klein afirma que “desde Islandia hasta Letonia, pasando por Corea del Sur y Grecia, el resto del mundo está llegando a la misma conclusión: ¡Que se vayan todos!”.
“Viendo a las multitudes en Islandia blandiendo y golpeando ollas y cacerolas hasta hacer caer a su gobierno me acordaba yo de una popular consigna coreada en los círculos anticapitalistas en 2002: ‘Ustedes son Enron; nosotros, la Argentina’. (…) Lo que hizo única la rebelión argentina de 2001-2002 fue que no iba dirigida contra ningún partido político concreto, ni tampoco contra la corrupción en abstracto. Su objetivo era el modelo económico dominante: fue la primera revuelta de una nación contra el capitalismo desregulado de nuestros días”, escribe Klein.
La periodista cita a Gudrun Jonsdottir, una oficinista islandesa de 36 años que manifiesta el descontento de muchos nadies en distintos países: “Estoy hasta el moño de todos estos. No me fío del gobierno, no me fío de los bancos, no me fío de los partidos políticos y no me fío del FMI. Teníamos un país estupendo, y se lo han cargado”.
“Parecidas exigencias pueden oírse en Letonia. Pero los disturbios letones sí son especiales: las mismas políticas que permitieron al “Tigre Báltico” crecer a una tasa del 12% en 2006, están ahora causando una violenta contracción que se estima del 10% para este año: el dinero, emancipado de toda barrera, viene tan prontamente como se va, tras rellenar, eso sí, algunos bolsillos políticos. No es casual que muchas de las catástrofes de hoy sean los “milagros” de ayer: Irlanda, Estonia, Islandia, Letonia”...
El tigre ibérico comienza a aullar
Naomi Klein no habla del tigre ibérico. Pero el paro en nuestro país ha pasado en un año del 8,7% al 14,4% de la población activa, muy por encima de la media de la zona euro (8%) y la la UE (7,4%), según Eurostat. Y nuestra economía ha pasado de crecer el 3,8% en 2007 a entrar en recesión, al contraerse un 1% entre octubre y diciembre de 2008, por segundo trimestre consecutivo. Ya lo publicó El Confidencial en diciembre de 2006, haciéndose eco de un demoledor editorial de The Wall Street Journal, en el que aseguraba que "una vez que finalice el boom inmobiliario, España volverá a la mediocridad del pasado".
El milagro español se está convirtiendo en la pesadilla europea a “velocidad de crucero”. Que se lo pregunten a los habitantes del pueblo gaditano de Espera. Este municipio de 4.000 personas, con 2.300 almas en edad de trabajar, sufre un paro del cien por cien. Tradicionalmente dedicados al cultivo del trigo y el girasol, se pasaron al ladrillo. Ahora el campo ya está explotado y la construcción también está en crisis. Desesperados, se encerraron en la oficina del Servicio Andaluz de Empleo (SAE) para a continuación concentrarse en la sede del Banco de Andalucía. Los pequeños y medianos empresarios del hormigón y de la construcción estacionaron sus furgonetas en la calle como medida de protesta ente la falta de trabajo en el municipio. No es el primer ejemplo de protesta ni a buen seguro será el último, especialmente en un momento en el que los de abajo empiezan a no querer y los de arriba, a no poder.
Klein dice que hay “algo más argentinesco en el aire. En 2001, los dirigentes argentinos respondieron a la crisis con un brutal paquete de austeridad dictado por el FMI: 9.000 millones de dólares de recorte del gasto público, señaladamente en sanidad y educación. Lo que se reveló un error fatal. Los sindicatos de los trabajadores realizaron una huelga general, los maestros sacaron sus clases a la calle, y por doquiera proseguían las protestas. Esa misma negativa de los de abajo a ser inmolados en la crisis es lo que une hoy a muchos manifestantes de todo el mundo. Como están gritando en la calle los estudiantes italianos: ‘No pagaremos por vuestra crisis’”.
http://www.naomiklein.org/
Publicado en El Confidencial
Y lo más curioso sería que la chispa de la rebelión mundial surgiese en Islandia que hasta ayer mismo ostentaba el título de "mejor país del mundo para vivir" (lo cual, por cierto, no lo consideremos en absoluto descartable)