Antonio Liz, publicado en Kaos en la Red
El sábado 22 de noviembre la Conferencia Extraordinaria de Espacio Alternativo dio el paso de presentarse a las elecciones europeas y de transformarse en partido con el nombre de Izquierda Anticapitalista.
Considero que es una decisión valiente. Aunque el combate contra el capitalismo sea desigual hay que darlo. Esta lucha se tiene que entablar en la calle y tener resonancias en el Parlamento. Pelear no sólo es resistir, es atacar aunque primero sea como guerrilla y después como ejército. Aunque nos golpee brutalmente el capitalismo hay que darle algún puñetazo ya que cuanto menos frente se le haga más envalentonado se sentirá.
Hoy ya son legión los que están resistiendo en el tajo y en la universidad las durísimas y prepotentes embestidas del capitalismo. Es la nueva izquierda de combate. Ahora sólo falta que sepa agruparse para responder táctica y estratégicamente. La fusión de la lucha en la calle y plantear una alternativa política al capitalismo es el reto de esta nueva izquierda de la que Izquierda Anticapitalista forma parte.
Tengo entendido que las listas electorales las harán con gente que tiene presencia real en el plural movimiento, en las luchas sociales. Eso sería una forma lucidísima de ir relacionando las diversas partes del movimiento anticapitalista. Téngase en cuenta que los representantes del movimiento son los líderes que va seleccionando en el proceso de lucha la clase trabajadora y el estudiantado. Es decir, son los líderes naturales del movimiento obrero y estudiantil. Pienso que este proceder sería un éxito porque las diversas partes del movimiento se verían representadas y sería un seguro de vida contra el sectarismo político.
Hay que tener paciencia-activa. Relacionar las partes con el todo, las luchas sociales con la organización, lleva tiempo. Cuanta más paciencia-activa se tenga menos tiempo llevará. El capitalismo puede parecer eterno pero no lo es. La burguesía es una clase miedosa, le tiene pánico a la movilización social. Sólo se muestra prepotente cuando la clase trabajadora retrocede. Si no le tuviese miedo a la clase trabajadora no compraría a las burocracias sindicales ni invertiría tanto dinero en mercenarios de la pluma y el micrófono.
En una ocasión le preguntaron a Marx cuál era su idea de la felicidad: la lucha, respondió. Hay que luchar. El capitalismo no es invencible. Es un gigante con los pies de barro. Ha pasado el tiempo en que una parte de la humanidad lo miraba como algo progresista. La burguesía es una clase de ladrones y asesinos, roba y mata para obtener beneficios. El beneficio es lo único que le importa. No tiene medida porque su avaricia es infinita. Ha perdido la razón. Esta está de parte de tod@s l@s anticapitalistas. La razón es la que nutre la capacidad de lucha.
Muchas han sido las derrotas que ha infligido el capitalismo a las mujeres y hombres de la clase trabajadora, pero esta es invencible porque es la mayoría. La sociedad sólo tiene una posibilidad de no caer en la barbarie: enfrentar los problemas sociales. La nueva izquierda que se está fraguando en las luchas sociales es la esperanza. Nada es eterno excepto el movimiento.
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